“Paris Nocturno” de Rubén Darío
Cuando a finales del siglo XIX se instalaron nuevos medios técnicos
y se produjo la reproducción masiva de imágenes, los escritores modernistas
hispanoamericanos, como José martí o Rubén Darío, se vieron convocados por
tales procesos.
Para Rubén Darío, la preocupación por el mundo de la imagen,
concretamente por la fotografía, tiene una larga trayectoria. Fue uno de los
primeros modernistas con conciencia de género fantástico y con voluntad de
cultivarlo.
En 1894 publicó en La Nación
el cuento fantástico Verónica, con el que sensibilizó a los lectores enfrentándolos
con un problema semiótico: la relación entre una imagen y su referente. Verónica
se estructura a partir de las preocupaciones por el invento de la fotografía y
su relación con la imagen.
Posteriormente, en la revista Mundial Magazine se hace notar la mirada del poeta al paisaje tecnológico,
a los logros de la técnica que va desarrollando con el final del siglo XIX y
comienzos del siglo XX. Como director de la revista, Darío revisaba todo lo que
se publicaba en ella.
En la crónica “Paris-nocturno”, el poeta concibe la
escritura literaria teniendo en cuenta el cruce de medios artísticos. Se publicó
en el primer número de Mundial Magazine
en 1911, aunque se publica también con el nombre de “Noches de Paris” en “La Nación” de Buenos Aires. El texto
publicado en Mundial Magazine fue un
suplemento con fotografías y reproducciones, mientras que la de La Nación no contiene imágenes.
La crónica “París-Nocturno”
En esta crónica Darío denuncia las transformaciones de la
vida moderna y su consiguiente pérdida de valores, pero, a la vez, se reconoce
dentro de este cambio y lo acepta. Su posición como director de la revista lo
convierte en un sujeto interpelado, en una autoridad.
Esta crónica, entonces, se abrirá a dos ejes temporales: un
antes y un después. A su vez, la especialización de la escritura se divide en
tres momentos: un principio y un final, donde se asiste a una fuerte colocación
de la primera persona, y un desarrollo donde se puede leer la descripción de
una ciudad que entra en crepúsculo. Darío describe y, al mismo tiempo, intenta entender,
explicar y explicarse, la ciudad que observa. Para ello recurre a su
experiencia, imprimiendo así en la crónica una mirada subjetiva. Describe un
pasado que parece un lugar feliz y añorado, donde se “soñaban sueños de arte”. En
el ahora, todo esto ha cambiado.
En esta crónica aparecen ocho fotografías, de las cuales
siete son vistas aéreas de la ciudad nocturna, donde se presenta un paisaje
vacio, solo la ciudad, el crepúsculo, las luces de artificio que apenas
permiten ver las siluetas de los edificios. Estas siete captan el instante en
el que se produce el cambio de la luz natural, que se va perdiendo, y las luces
artificiales que sobreviven. La otra fotografía
restante es la única que está a la misma altura de los ojos del espectador.
La incorporación de las imágenes a la crónica aporta la
atmosfera que necesita el texto para dar cuenta de la noche de París, pero a la
vez parecen seguir un camino paralelo, dado que contrastan con el texto e
invitan al lector a considerar la existencia de un mundo en que conviven magia
y técnica. Una foto no es solamente una imagen semejante, sino una huella
material de lo real, una emanación química del objeto capturado por el
dispositivo óptico.
Al incorporar estas fotografías en el texto permite que los
ojos de los lectores capten algo mas, que se abran a la posibilidad de
considerar que la fotografía puede devolverle al mundo algo de lo perdido.
París nocturno se presenta como una crónica imprescindible
para comprender los cambios culturales producidos por la emergencia de la
prensa ilustrada de carácter masivo y, a la vez, revisar las concepciones estéticas
del poeta director Rubén Darío.
Bibliografía:
Torres, A. (2010). "París Nocturno" de Rubén Darío: fotografía, técnica y magia. Revista electrónica del Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de General San Martín, 3(6).
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